[Los discípulos se alejan un poco, ofreciéndole una inclinación antes de irse. Él asiente un momento antes de voltear hacia Yingying, sacando un pañuelo y ofreciéndoselo.
"Ying-er, tienes que pensar en tus shidis y shimeis que necesitarán tu apoyo. Sabes lo mucho que estiman a Binghe."
Yingying asiente, todavía llorando, pero obviamente tratando de dejar de hacerlo.
"Ying-er se disculpa, Shizun... sé que Shizun también está triste."
¿Lo está? Ah, supone que saber que en cinco años va a enfrentares a su discípulo y a pagar las consecuencias por todo dejarían a cualquiera triste.
No está pensando en la devastación del rostro de Binghe mientras caía porque tu--
Procura sonreír. No sabe qué tanto lo logra, pero... pone una mano en el hombro de Yingying.
"Ve a descansar, Ying-er. Tenemos un largo día mañana."
Yingying asiente, ofreciéndole una reverencia breve. Es hasta que se va y está relativamente sólo que su rostro vuelve a perder toda expresión y se arrodilla despacio junto a... lo que parece una tumba, realmente, sacando con cuidado de una capa los pedazos de la espada de Binghe, metiéndolos al agujero y acomodándolos con cuidado antes de que sea él mismo quien cubre esos pedazos con tierra, el rostro aún sin expresión]