No fue una de mis mejores historias, se supone que si le recitabas poesía que le gustara, la damisela te regalaría una flor, si no le gustaba te bañaría en flores que te harían desmayarte. Nadie había visto su rostro antes, así que naturalmente fui a investigar...
Le leí poesía mal una y otra vez para que apareciera, hasta que se cansó y apareció toda enojada enfrente mío.