La princez Zhinu, la tejedora, se enamoró de Niulang, el conductor de ganado, pero estaban tan ocupados en su amor que descuidaron sus deberes por lo que el dios celestial los separó, poniendo cada uno en la orilla de un río. Arrepentidos, cada uno se dedicó a su labor hasta que el dios celestial les concedió su deseo: un día al año tienen permitido estar juntos. Ese día las aves crean un puente entre cada una de las orillas del río para que se puedan visitar.