[Resulta que tener un encuentro cercano con la muerte es una excelente forma de volver a la fe de uno. No que estuviera muy alejado, considera eso imposible, pero ha pasado bastante tiempo desde que ha estado en un confesionario. Además, restaurar un poco la Iglesia fue una buena distracción.
Quizás lo vean terminando de arreglar alguna ventana que aún está rota. O, si es que vienen a confesarse, ya sentado en su lugar esperando a escuchar.]