[... Hmm. Te considera un momento, preguntándose si a ti te gustaría. Y luego vuelve a mirar a la gente bailando, tratando de rescatar de su memoria alguno de esos poetas en los que se interesó cuando adolescente, más que nada para molestar a sus padres y profesores.]
[Habla quedo, y sin mirarte, cuando lo recuerda.]
La Lujuria y la Muerte son dos amables muchachas, pródigas en besos y ricas en salud, cuyo vientre siempre virgen y cubierto de harapos pese al cultivo eterno, jamás fructificó.
Al poeta siniestro, enemigo de las familias, favorito del infierno, cortesano de rentas escasas, tumbas y burdeles muestran bajo sus enramadas un lecho que nunca frecuentó el remordimiento.