[Aparta la mirada deliberadamente, fijándola en el lado opuesto de la habitación, y apretando las mandíbula, las manos en puños. Donde usualmente habría sentido al menos un destello de placer por poder afectarte y... aterrarte de esta forma, sólo siente un mal sabor de boca y una extraña punzada en el pecho que pretende ignorar.
No, mierda. Estabas siendo un imbécil y él te lo advirtió. Es tu culpa si eres un jodido terco que no le hizo caso.]