[Bueno, sí... un poco es a lo que iba ahora. Tú tuviste tu episodio de cortarte los brazos, y él...]
[Resopla una vez por la nariz.] Era casi gracioso. Podía apagar todos los nervios de mi cuerpo, pero nunca podía dejar de sentir esa molestia. [Cierra los ojos un momento, y habla más quedo.] Te sentía como una espina en mi costado.