[Shush. Ya le aparecieron en las muñecas, anyway.]
Está bien, somos viejos conocidos. [Alza sus muñecas para mirar cómo empieza a caer la sangre a borbotones, sintiendo una especie de dolor sordo donde debería sentir las punzadas de los cortes. Y luego te mira a ti, con los mismos cortes, las heridas sangrantes en tu pecho como las suyas, y sonríe.]