[Este hombre no necesita un recordatorio sobre la fragilidad de la mortalidad ni nada por el estilo, porque gracias a su última muerte hoy en día lo tiene presente casi todo el tiempo, en la forma de un molesto zumbido dentro de su cabeza que no hace más que crecer y crecer, y que sabe cómo terminará en algún momento-- con él muriendo en medio de un dolor horrible.
Con esos felices pensamientos es como comienza su día, de hecho, encaminándose al búnker donde está experimentando con medicina (para solucionar su problema, sí, y para cierto trato con Nicolas, y porque aún busca una solución al insomnio de Eli), y mirando con cierta cautela las lucecitas alrededor, que nunca auguran nada bueno.]