... Le temí, alguna vez. Hice todo lo posible por evadirla, y pagué un precio muy caro. [Desliza sus dedos por la varita de Saúco, la mayor prueba de ello.]
Pero hoy en día no es a la Dama a quién le temo. Creo, incluso, que por fin podré darle la bienvenida como a una vieja amiga.