[Es tu turno de tener tu breve momento de felicidad. Te besa así, fuerte varios momentos, aunque una parte de él está pensando en lo que le dijiste antes, sin que unos muñecos tontos lo revelaran por ti.]
... Quiero que tengas lo que quieres. [Habla quedo contra tus labios, sin separarse demasiado.] Yo puedo dártelo.