Estaba en la corte, y un caballero invocó la ley para casarse con la princesa. Como lo salvé, insistió en que me debía algo - así que le dije que pediría lo mismo que él, la Ley de Sorpresa.
No podía saber que la princesa ya estaba embarazada para entonces. [El destino (que no existe!!1) se ríe de él.]