Oh, no. Silas me enseñó mucho, pero no magia. En el cementerio la única magia que me alguien me enseñó fue Liza, mi mejor amiga.
No mucho después de que llegué, una de las personas que vivían aquí, Marco Alisdair, el original dueño de la tienda de pociones, tuvo la gentileza de empezar a enseñarme su estilo de habilidad.
Lo que hago toma mucho de lo que tuvo la oportunidad de enseñarme antes de que regresara con su esposa. Esta es una de sus creaciones casi directamente.