... tuve una maestra hace tiempo, en mi mundo, la señorita Lupescu. Era-- ah. Bien, cuándo la conocí la odié profundamente. Tenía seis años y de repente me enfrentaba con alguien que tenía esta criminalmente insana idea de que los niños necesitaban comer verduras y tener horarios de clases. [Finge un GASP escandalizado] Y me enseñaba lo que ella consideraba era necesario que supiera contra lo que yo quería saber.
Entenderás, por supuesto, que fue una terrible afronta y la declaré mi enemiga mortal para toda la eternidad--