[Apoya tu mano sobre la tuya y entrelaza sus dedos, casi tentado de usar sus poderes para hacerte sentir mejor. ¿Extrañarlo? Si hablaron por teléfono hace unas horas nada más...] Lo lamento, de verdad. No entiendo cómo-
[Se contiene y sólo asiente, guardándose las preguntas por ahora.] Confío en ti.