[Lleva sus manos a tus muñecas, presionándolas un poco ahí. Que te quites, mierda.]
Enfrentémoslo, Eli. No soy bueno. No soy desinteresado. Nunca lo he sido, ni siquiera antes de la cárcel, o de convertirme en EO, o de llegar a Lockland. Pero pareciera ser, como siempre, que insistes en convencerte de las cosas equivocadas.