... Soy el rey de la cacería salvaje. Un hombre con el espíritu roto no tiene uso. [Alza su mano con un crujido ensordecedor.] Por supuesto, un niño asustado tampoco es lo que deseo, aunque verte blandir tu hoja fue, a su modo, satisfactorio.
Al final, las restricciones de mi invocación probaron ser desventajosas, y ni uno ni el otro lograron cumplir su cometido.