Oh, claro. Todo sea por no arruinar su felicidad, ¿verdad? [Hace un gesto con un brazo, y... termina golpeando otra lucecita.
Ahora lo que se ve es otro festejo de cumpleaños, aunque bastante diferente. En la casa que se ve hay varios niños contentos mientras uno de ellos termina de desenvolver un regalo, algunos comiendo pastel y riendo mientras hablan entre ellos.
El que no parece unirse a su entusiasmo y juegos es un niño de rulitos oscuros, sentado más apartado de los demás, muy callado, con la mirada ausente y algo encorvado en sí mismo.]