Cuándo recién llegué a este mundo no solía haber fantasmas. Pero luego de que la Nada cambió, antes de que Alice me invitara a vivir con ella... me quedé aquí, junto con ellos. Supuse que, siendo que no habían estado aquí antes y de repente sí lo estaban, sin sus huesos, sin su cementerio, podrían estar confundidos y enojados, igual a como llega cualquier persona viva.
Siendo que eso fue como una zona de guerra, preferí asumir que el resto de las personas estaría demasiado ocupados recuperando su hogar tras que fue destruido. Yo no tenía nada como tal, así que podía quedarme aquí y tratar de explicarles, a los fantasmas del cementerio y a los de la mansión, y me dediqué a arreglar el cementerio para no estuviera abandonado. Fueron... seis o siete meses si no mal recuerdo.