[Sí, le irrita. Y si ahora no sospechara que el que parezcas poco animado es por lo que sientes por él, ya no querría que hicieras nada.]
[...][Inclina un poco el rostro, como concediéndolo, aunque le intriga un poco que quieras hacerlo aún sabiendo que no te librarás. Pero te entrega el cuchillo sin decir nada, apagando sus nervios.]