[Te mira, y casi tiene que reprimir una carcajada. ¿Esa es tu excusa? Vamos, puedes hacerlo mejor.]
[De hecho sí suelta una sola risa.]
¿Acaso no te has dado cuenta? Si somos iguales, deberías saberlo. [Esta vez él se acerca a ti, y ahora deben estar apenas a un palmo, menos aún cuando él acerca su rostro al tuyo, mirándote fijamente.] Nunca estaré satisfecho.