Te lo dije: no me interesa que mueras. [Lleva una mano a una de tus muñecas para tomarte el pulso un momento.]
Y no te preocupes, me aseguraré de que te encuentren. Pero por ahora, creo que será mejor que duermas una siesta. [Suelta tu mano y alza la suya a uno de tus hombros, dándote un pat pat y sonriéndote secamente.] Órdenes del doctor.