[Alza la vista de tu padre hacia ti, casi con gesto aburrido. E inclina un poco el rostro.]
¿Por qué? No creo en el Infierno, pero si existe uno, estoy seguro que es donde él terminará. [Los gritos detrás de ti aumentan en intensidad, y él sonríe apenas.] Sólo estoy preparándolo para el camino.