[Se encoge apenas de hombros, moviéndose para apoyarse contra otra tumba.]
Tenía dieciséis, y llevaba los últimos tres años viendo cómo todas las personas de mi edad se convertían en recipientes hormonales que sólo podían pensar en una cosa. Cosa que a mí no me causaba el más mínimo interés, así que decidí hacer un pequeño experimento por mi cuenta y averiguar por qué era eso.