[Se cambia de abrigo y deja el otro tirado por ahí, porque se supone que vuelva viéndose algo menos desastroso, y para molestarte, también.]
[Y nota que estás acostado en tu habitación, y obviamente sabe que no estás durmiendo. Podría ir y decirte algo, antes de irse. Provocarte, quedar con la última palabra. Pero, qué importa, ¿no? De todas maneras ya alucinas con él, ya piensas en las cosas que hicieron. Ya estás arruinado, ya logró lo que quería. No tiene por qué seguir insistiendo, menos en un lugar donde nada será permanente, donde están en un eterno impasse.]
[Así que, por una vez no dice nada, y simplemente se va. Adiós.]