[Las espinas no las esperaba, y no puede evitarlas, realmente.]
¿Qué... te hizo demorar tanto? [Dice con la respiración algo agitada, porque ahí está, apoyado contra un tronco, con dos espinas grandes clavadas en el torso y una en una pierna, pálido y apenas sosteniéndose. Apagó sus nervios, pero le cuesta respirar, así que está seguro que una de ellas atravesó un pulmón.]