[El bicho se retuerce cada vez más alarmado, chillando y agitando la cola violentamente para soltar espinas como en un ataque defensivo. Cosa que no sirve mucho, porque lo que lo amenaza está dentro de él.
Y no tarda mucho más en abrirlo con el cuchillo desde adentro, logrando que el monstruo colapse finalmente, y saliendo de adentro con la ropa algo quemada, cubierto en babas y ácido de su estómago, pero enseguida viéndose ileso, como siempre.]