[Sentir eso, el verte así combinado con su propia sensación de victoria, le provocan unos deseos absurdos de besarte de nuevo. Enrojece cuando a alguien se le ocurre que éste es un buen momento para volver a funcionar, pero sigue sujetándote tercamente.]
Mierda, vamos... [Déjenlo salir y sálvenlo de su propia indignidad.]