[Vuelve a sorprenderlo que no lo estés apartando ya, lo ansioso que pareces por responderle, por seguir besándolo, y por un momento se pregunta si cometió un error.
Pero es demasiado tarde para dudar, así que por ahora permite que lo tironees, acomodándose sobre ti y mordiendo tu labio fuerte, aunque no lo suficiente para sacarte sangre esta vez.]