[Baja la mirada a tu mano en su brazo, internamente algo sorprendido y confundido, y luego vuelve a mirarte.]
[...] Sí. [Tiene una extraña opresión en el pecho que no es... culpa, exactamente. No el eco de culpa que puede sentir ahora, al menos. Podría decírtelo. Podría decirte que revivirá allá también.