[Te mira, así, bañado de sangre, con el pecho abierto y claramente hecho un desastre en agonía, y se siente... conflictuado. Por un lado es muy satisfactorio saber que sufrirás más que él tras ser capturado. Que harán contigo lo que podrían haber hecho con él, cuando lo delataste, y que es justamente porque él te dejó en evidencia frente a todo el mundo. Bien. Mereces ese sufrimiento.
Pero, por el otro, es extrañamente decepcionante ver que otra persona te haya dejado en este estado. Casi irritante, incluso, que no haya sido su nombre el que dijiste con ese odio. Piensa algo distraídamente que tu dolor le pertenece a él.]
[...] Esa es la pregunta. [Y sin decir más, adelanta su mano para tocar tu corazón.]