[Por unos largos momentos no habrá más que silencio, porque él sí se ha ido por completo. A pesar de eso la escotilla sigue sin ceder.
Y el por qué de eso será evidente cuando Eli reaparezca ahí, esta vez de pie contra una esquina pero colapsando casi al instante. Está casi desnudo y bañado en sangre - por sus brazos, piernas, por su cabello y su rostro, chorrando libremente por el enorme agujero en su pecho, donde unas pinzas de metal mantienen abierto su cuerpo como en la preparación antes de una operación complicada.]