[Se acerca otra vez a mirarte desde arriba, considerándote. Podría seguir con esto. Podría seguir todo el día hasta cansarse.
Pero... está esa molestia que persiste, que el verte sufrir no acalla del todo. Tal vez es el hecho de que no hay ninguna consecuencia permanente-- no puede meterte a una celda, o matarte. Tal vez es eso, sí.]
Creo que es tu día de suerte, Eli. [Chasquea sus dedos en tu dirección, y el dolor se detiene.]