[Apenas lo siente, porque sube su umbral de dolor para que eso no le moleste. Y cuando dices eso de todas formas consigue llegarle, y te odia por eso. Pero sólo lo demuestra parpadeando una vez, y luego te sonríe casi dulcemente, si no siguiera siendo frío.]
Ah. Ahí está. El verdadero Eli, finalmente mostrando sus colores. [Lleva su otra mano al mango de la tijera también.] Es bueno verte, me alegra que hayas salido a jugar. [Diciendo eso, tira del mango para. abrir las tijeras dentro de ti.]