El horror ante la visión del cuerpo no termina de cimentarse en sus entrañas cuando ya está siguiendo el rastro de sangre. Ha visto tantas veces esto, en ocasiones como un cuento de su familia para antes de acostarse. Conoce las tácticas, conoce incluso la crueldad.
(No sería un Belmont si un vampiro estacado y decapitado lo espantara, y aun así...)
A penas registra la escena. Él le dio ese collar.
Trevor Belmont encuentra la canasta y cae de rodillas con la cabeza de Adrian entre los brazos, aferrándose a ella como un náugrafo se agarra a un pedazo de madera para mantenerse a flote.]