[Tras casi una semana encerrado por las noches-- no, no se ha acostumbrado. Las noches siguen siendo algo terrible y se ha rasgado la garganta gritando desde que anochece hasta que empieza a amanecer. La paranoia, los temblores, la sensación de cuchillos desgarrándole la piel e insectos sobre uno-- no es algo a lo que se pueda acostumbrar.
Pero por eso mismo es que le toma unos minutos cuando de repente todo eso se acaba y puede respirar. Y puede moverse y no sentir que lo están prendiendo en llamas. Y puede empezar a dejar que sus heridas se curen.
Nathan va a pararse despacio de la bolita en que estaba hecha en el cuarto en que se encerró, cubierto de sangre (propia), tembloroso y agotado, porque no sabe qué pasó (ni siquiera está seguro qué día es, con lo agotado mentalmente que lleva de la última semana) pero tiene sospechas y quiere encontrar a su gente]