[Avanza un paso por el pasillo, sus sentidos centrados en identificar alguna forma en la oscuridad, los destellos llamándola desde el fondo, demasiado pequeños para iluminar nada. Y de pronto sus ojos le informan que no es el tipo de luz que saldría de una máquina, sino más bien-]
[Y ese es el último pensamiento racional que tiene. Al momento siguiente, su garganta se cierra bajo la presión de dos manos, dedos como garras sobre su piel. Entonces todo se vuelve sorpresa, miedo, desesperación. Trata de luchar, lleva sus manos a su garganta y apenas la levantan del suelo intenta patear y se retuerce sin éxito. Su atacante es fuerte e imperturbable. El aire ya no llega a sus pulmones y los latidos de su corazón hacen eco en su cabeza.]
[Es algo impreciso, pero además de sus gemidos ahogados y sus intentos por respirar, hay algo más. ¿Un gruñido, un gemido, una queja? Es difícil saberlo, pero parece provenir de su asesino. Es lo último que captan sus oídos antes de ensordecerse y sus ojos ruedan hacia arriba conforme se queda sin aire.]