En el recuerdo se empieza a mostrar la aldea de Fuego en las montañas, a una Fuego adolescente riendo junto a un joven ridículamente apuesto unos años mayor que ella, los dos con arcos en los hombros, aún mientras caminan tomados de la mano.
Claro que la joven Fuego suelta su mano en cuánto se acercan a una opulenta casa. En la puerta está un hombre imposiblemente apuesto con cabello blanco-plateado y la misma piel oscura de Fuego.