Al ser la única persona viva en mi cementerio, no es que hubiera muchas cobijas con las que pudiera hacerlo.
[Se aclara la garganta antes de empezar a leer, su mano libre todavía acariciándote]
"Prestad atención al comienzo de esta historia, pues al llegar al final se sabrá más de lo que lo hacemos ahora de un malvado duende; fue él uno de los peores, pues era un verdadero demonio. Un día, cuando estaba de buen humor, causó que un maravilloso espejo el cual tenía el poder de hacer que todo lo que se reflejase que fuese bello o hermoso se encogiera a nada, mientras que aquello que era inútil o de apariencia terrible se viera más enorme y su apariencia fuera insoportable... "