[Va a sonreír un poco con lo último y por un momento mira alrededor para asegurarse de convertir en polvo cualquier esfera que se acerque a ellos.] No, no fue ningún truco. Tiene unos cientos de años desde la última vez que besé a un mortal. [Eso lo dice con cierta nostalgia y algo más, pero se enfoca rápido, su tono volviéndose más relajado.] Quise hacerlo porque me gustas y no está en mi naturaleza resistir demasiado esos impulsos.