Pulgarcito era tan pequeño que fue el único de sus hermanos que no atraparon. Así que esperó y luego salió hasta poder hablar con las siete hijas del ogro, que odiaban a su padre porque era muy cruel con ellas, así que las convenció de ayudarlo a que sus hermanos escaparan.
Las niñas le contaron de las botas mágicas de su padre que podían avanzar siete kilómetros por cada paso dado y que era la forma en que el ogro conseguía todas sus riquezas.