[¿Sabían ustedes que al parecer hay un vagón que está mágicamente lleno de piso a techo de agua?
¿No?
Pues lo saben ahora que el único pasajero de ese particular vagón abre la puerta de golpe, saliendo chorreando, pasándose la mano por el cabello rubio, viendo alrededor con algo de enfado. Y no, en ese momento no lleva su tan útil broche que le diría dónde se va a quedar y qué va a hacer, porque no habría dónde colgárselo.