[Exhala pesado, casi rodando un poco los ojos, pero lleva su mano no encadenada a uno de tus hombros, acercándose para hablarte más quedo.]
Americano tonto. [Aunque claramente suena cariñoso cuando lo dice.] ¿Crees que eres débil? Olvidas que yo te vi ese día. Cuando llegué tu estabas ahí hace mucho rato, pero estabas consciente.
Y cuando te liberé, sólo te tomó un momento estar en pie y seguirme el paso como si no hubiera pasado nada. No cualquiera hubiera logrado eso.