[Un lugar que parece ser un buen sitio para ocultarse (o para escapar del drama un rato, al menos), es la librería a la que va ese humano al que te gusta seguir de vez en cuando. Seguro, a veces ángeles y demonios entran también, pero el anciano dueño de la librería tiene claras reglas y no permite ninguna tontería de peleas ni batallas ni amenazas allí adentro.]