[No, cállate. Sigue abrazándote fuerte, temblando apenas, mientras sigue pensando que debería decirte que no, si esa es la forma en que podrá salvar esa parte de ti a la que estás renunciando por él.]
[Pero sabe que si dice que no... te dejaría sin nada. Los arruinaría a ambos. Porque él querría-- quiere, quiere esto, lo quiere desde el día que conoció a ese otro David, quizás incluso desde antes. Y así, al menos, podría darte algo a cambio de lo que renuncias, espera.]