[El hombre al teléfono continúa, implacable: Dijiste estar listo para enfrentar las consecuencias de tus decisiones, Kuryakin. Y son éstas.]
[Él parece estar apunto de hiperventilar, y ya no oculta la desesperación en su voz.] Oleg, por favor...
[Cuando vuelve a hablar tras una pausa, la voz del hombre no suena algo más queda, casi cansada. Recuerda que tu madre continúa en Rusia, Illya. No huyas, no te interpongas. No empeores esto.
Y luego corta. Y sólo se escucha el tono del otro lado, y su respiración agitada.]