[Gruñe despacio, besando y mordisqueando despacio tu quijada, antes de baja r a tu cuello, besando con fuerza hacia el hueco bajo tu oreja. Una vez ahí se detiene, abrumado por tu aroma y tu calor y el sonido húmedo de tu pulso, y no puede evitar inhalar profundo para sentirte mejor, antes de ceder a tocar tu piel con la punta de su lengua.]