Un oso de verdad te habría arrancado la cabeza hace mucho. [Pero mientras habla se posiciona con los pies firmes sobre el suelo, extendiendo sus alas y batiéndolas lentamente un par de veces, como probándolas otra vez. Cierra los ojos, intentando imaginar cómo debería moverse, qué posiciones debería tomar su cuerpo.]