[A pesar de sus mejores esfuerzos, no puede evitar que sus ojos sigan húmedos, y presiona los labios en un puchero para evitar que le tiemblen. De pronto está muy interesado en mirar fijamente un punto en el suelo junto a tus pies, y se obliga a respirar profundo varias veces antes de atreverse a hablar, con la voz apenas un murmullo.]
[...] Es vergonzoso. [Sentirse así, como un niño.]