[Pero a diferencia de las otras ocasiones, esta vez no está temblando, sino que poco naturalmente quieto. Sólo que cuando le hablas no parece oírte ni verte, con la mirada fija en el hombre que ahora le entrega su reloj y le revuelve cariñosamente el pelo al niño que no deja de llorar, mientras le dice algo que no puede escucharse.
Casi como imitando tu movimiento y como hipnotizado, él se adelanta un paso también hasta estar enfrente del hombre, y lo mira como si no lo hubiera visto en años, que... es justo así.]
[Y se da cuenta que es más alto que su padre. Creció para ser más alto que su padre.]